martes, 16 de abril de 2019

Enfermedades infecciosas




Enfermedades infecciosas


Sistema inmunológico.

                                    

Los gérmenes o microbios se encuentran en todas partes, en el aire, el suelo y el agua. También hay gérmenes en su piel y en su cuerpo. Muchos de ellos son inofensivos y algunos incluso pueden ser útiles. Pero algunos de ellos pueden enfermarle. Las enfermedades infecciosas son causadas por gérmenes.

Hay muchas formas diferentes de contraer una enfermedad infecciosa:

-A través del contacto directo con una persona que está enferma. Esto incluye besarse, tocarse, estornudar, toser y tener contacto sexual. Las madres embarazadas también pueden transmitir algunos gérmenes a sus bebés
-A través del contacto indirecto, cuando toca algo que tiene gérmenes. Por ejemplo, podría estar en contacto con gérmenes si alguien que está enfermo tocó el picaporte de una puerta y luego usted lo toca
-A través de picaduras de insectos o animales
-A través de alimentos, agua, suelo o plantas contaminados

Hay cuatro tipos principales de gérmenes:

-Bacterias: Gérmenes unicelulares que se multiplican rápidamente. Pueden emitir toxinas, que son sustancias químicas dañinas que pueden enfermarle. La faringitis estreptocócica y las infecciones de las vías urinarias son infecciones bacterianas comunes
-Virus: Pequeñas cápsulas que contienen material genético. Invaden sus células para poder multiplicarse. Esto puede matar, dañar o cambiar las células y enfermarle. Las infecciones virales incluyen el VIH/SIDA y el resfrío común
-Hongos: Organismos primitivos parecidos a las plantas, como moho, setas y levaduras. El pie de atleta es una infección fúngica común
-Parásitos: Animales o plantas que sobreviven viviendo sobre o dentro de otros seres vivos. La malaria es una infección causada por un parásito

Las enfermedades infecciosas pueden causar muchos síntomas diferentes. Algunos son tan leves que es posible que ni siquiera los note, mientras que otros pueden ser potencialmente mortales. Existen tratamientos para algunas enfermedades infecciosas, pero para otras, como algunos virus, solo puede tratar sus síntomas. Algunas medidas para prevenir muchas enfermedades infecciosas son:

-Vacunarse
-Lavarse las manos con frecuencia
-Prestar atención a la seguridad con los alimentos
-Evitar el contacto con animales salvajes
-Practicar sexo seguro
-No compartir elementos como cepillos de dientes, peines y pajillas

Diagnóstico
El médico puede ordenar análisis de laboratorio o pruebas de diagnóstico por imágenes para determinar la causa de los síntomas.

Análisis de laboratorio
Muchas enfermedades infecciosas tienen signos y síntomas similares. Las muestras de tus fluidos corporales algunas veces pueden poner en evidencia el microbio específico que está causando la enfermedad. Esto ayuda a tu médico a definir tu tratamiento.

-Análisis de sangre. Un técnico obtiene una muestra de sangre mediante la inserción de una aguja en una vena, generalmente de tu brazo.
-Análisis de orina. Para realizar este análisis indoloro debes orinar en un recipiente. Para evitar una posible contaminación de la muestra, es posible que se te pida que limpies el área genital con una compresa antiséptica y recojas la orina.
-Hisopado de garganta. Se pueden obtener muestras de tu garganta u otras partes húmedas de tu cuerpo con un hisopo esterilizado.
-Muestra de heces. Posiblemente se te pida que recojas una muestra de heces para que el laboratorio pueda analizarla para detectar la presencia de parásitos u otros organismos.
-Punción medular (punción lumbar). Este procedimiento obtiene una muestra de tu líquido cefalorraquídeo mediante una aguja que se inserta cuidadosamente entre los huesos de tu columna lumbar. Comúnmente, se te pedirá que te recuestes sobre tu costado con las rodillas flexionadas hacia el pecho.

Diagnóstico por imagen
Los procedimientos de diagnóstico por imágenes, como las radiografías, las tomografías computarizadas y las resonancias magnéticas, pueden ayudar a determinar diagnósticos y a descartar otras afecciones que pueden estar causando tus síntomas.

Biopsias
En una biopsia, se toma una pequeña muestra de tejido de un órgano interno para examinarla. Por ejemplo, una biopsia de tejido pulmonar se puede examinar para buscar diversos hongos que pueden provocar un tipo de neumonía.

Tratamiento
El doctor podrá elegir el tratamiento adecuado si sabe qué tipo de germen causa tu enfermedad.

Antibióticos
Los antibióticos se agrupan en «familias» de tipos similares. Las bacterias también se separan en grupos de tipos similares, por ejemplo estreptococo o E. coli.

Algunos tipos de bacterias son particularmente susceptibles a determinadas clases de antibióticos. El tratamiento puede adecuarse de forma más precisa si el médico sabe qué tipo de bacteria se debe combatir.

Por lo general, los antibióticos se reservan para combatir infecciones bacterianas, debido a que estos tipos de medicamentos no tienen efecto sobre las enfermedades provocadas por virus. No obstante, a veces es difícil determinar qué tipo de germen hay que combatir. Por ejemplo, algunos tipos de neumonía son causados por virus y otros son provocados por bacterias.

El abuso de antibióticos ha tenido como resultado muchos tipos de bacterias que desarrollan resistencia a una o más variedades de antibióticos. Esto dificulta mucho el tratamiento de las bacterias.

Antivirales
Se han desarollado medicamentos para tratar algunos pero no todo los virus. Estos son ejemplos de virus que causan:

VIH/SIDA
Herpes
Hepatitis B
Hepatitis C
Influenza



Antifúngicos
Se pueden usar medicamentos antifúngicos tópicos para tratar las infecciones cutáneas o de uñas causadas por hongos. Algunas infecciones fúngicas, como las que afectan los pulmones o las membranas mucosas se pueden tratar con un antifúngico oral. Las infecciones fúngicas más graves que afectan los órganos internos, especialmente en personas con el sistema inmunitario debilitado, pueden necesitar medicamentos antifúngicos intravenosos.

Antiparasitarios
Algunas enfermedades, incluida la malaria, son provocadas por parásitos pequeños. Si bien hay medicamentos para tratar estas enfermedades, algunas variedades de parásitos han desarrollado resistencia a los medicamentos.

Medidas preventivas básicas

Cada año mueren personas por la diseminación de infecciones en los hospitales. Quienes trabajan en la atención de salud pueden tomar medidas para evitar la diseminación de las enfermedades infecciosas. Estas medidas son parte del control de las infecciones.

Lavarse las manos correctamente es la forma más eficaz para prevenir que la propagación ocurra. Si es un paciente, no tema recordarles a sus amigos, familiares y profesionales de la salud que se laven las manos antes de acercarse a usted.

Otras medidas que los profesionales de la salud pueden tomar incluyen:

-Cubrirse la boca al toser o estornudar
-Mantener sus vacunas al día
-Usar guantes, mascarillas y ropas protectoras
-Tener a mano pañuelos desechables y limpiadores de manos
-Seguir las normas del hospital cuando se lidie con sangre o artículos contaminados

Las infecciones son enfermedades que son causadas por microbios como bacterias, hongos y virus. Los pacientes en el hospital ya están enfermos. Exponerlos a estos microbios puede dificultar su recuperación y su regreso a casa.

Si usted visitará a un amigo o a un ser querido, necesita tomar medidas para prevenir la propagación de microbios.

La mejor manera de detener la propagación de microbios es lavarse las manos con frecuencia, quedarse en casa si está enfermo y mantener al día sus vacunas.

Lavado de las manos y limpiadores de manos a base de alcohol
Límpiese las manos:

-Al entrar y salir de la habitación de un paciente.
-Después de usar el baño.
-Después de tocar a un paciente.
-Antes y después de usar guantes.
-Recuérdeles a los familiares, amigos y proveedores de atención médica que se laven las manos antes de ingresar al cuarto de un paciente.

Para lavarse las manos:

Moje las manos y las muñecas y luego aplique jabón.
Estréguese las manos durante al menos 20 segundos de manera que el jabón haga espuma.
Quítese los anillos o estréguese por debajo de ellos.
Si las uñas están sucias, utilice un cepillo de limpieza.
Enjuáguese las manos con agua corriente.
Seque las manos con una toalla de papel limpia.
NO toque el lavamanos ni la grifería después de lavarse las manos. Utilice la toalla de papel para cerrar la llave del agua y abrir la puerta.
También puede utilizar limpiadores de manos a base de alcohol (desinfectantes) si sus manos no están visiblemente sucias.

Los dispensadores se pueden encontrar en el cuarto del paciente y por todo el hospital u otra instalación de atención médica.
Aplique una cantidad de desinfectante del tamaño de un centavo en la palma de una mano.
Frótese las manos, verificando que todas las superficies de ambos lados de ellas, así como el espacio entre los dedos, estén cubiertos.
Frote hasta que las manos estén secas.
Quédese en casa si está enfermo
El personal y los visitantes deben quedarse en casa si se sienten enfermos o tienen fiebre. Esto ayuda a proteger a todos en el hospital.

Si cree que estuvo expuesto a la varicela, la gripe u otras infecciones, quédese en casa.

Recuerde que lo que puede parecer como simplemente un poco de resfriado para usted puede ser un gran problema para alguien en el hospital que esté enfermo. Si no tiene la certeza de que sea seguro realizar una visita, llame a su proveedor y pregúntele acerca de sus síntomas antes de ir al hospital.

Aislamiento
Cualquiera que visite a un paciente de hospital que tenga una señal de aislamiento por fuera de su puerta debe detenerse en el puesto de enfermería antes de entrar en la habitación del paciente.

Las precauciones de aislamiento crean barreras que ayudan a prevenir la propagación de microbios en el hospital. Son necesarias para protegerlo a usted y al paciente que está visitando. Las precauciones también se necesitan para proteger a otros pacientes en el hospital.

Cuando un paciente se encuentra en aislamiento, los visitantes posiblemente:

Deban usar guantes, una bata, una máscara o alguna otra cubierta.
Necesiten evitar el contacto con el paciente.
Tengan prohibido del todo el ingreso a la habitación del paciente.
Otras medidas que puede tomar para prevenir infecciones
Los pacientes de los hospitales que estén muy viejos, muy jóvenes o muy enfermos corren un mayor riesgo de daño por infecciones como la gripe y los resfriados. Para evitar contraer la gripe y transmitírsela a otros, hágase aplicar una vacuna antigripal cada año. (Pregúntele al médico qué otras vacunas necesita).

Cuando visite a un paciente en el hospital, mantenga las manos lejos de su cara. Tosa o estornude en un pañuelo de papel o en el pliegue del codo, y no hacia el aire.

Equipo de protección personal

El equipo de protección personal es un equipo especial que usted usa para crear una barrera entre usted y los microbios. Esta barrera reduce la probabilidad de tocar, exponerse y propagar microbios.

El equipo de protección personal (EPP) ayuda a prevenir la propagación de microbios en el hospital. Esto puede proteger a las personas y a los trabajadores de la salud de infecciones.

Todo el personal del hospital, los pacientes y los visitantes deben utilizar el EPP cuando entrarán en contacto con sangre u otros líquidos corporales.

Tipos de equipo de protección personal
El uso de guantes protege las manos de microbios y ayuda a reducir su propagación.

Las máscaras cubren la nariz y la boca.

Algunas tienen una parte plástica transparente que cubre los ojos.
Una máscara quirúrgica ayuda a detener la propagación de los microbios de la nariz y la boca. También puede evitar que usted inhale algunos microbios.
Una máscara respiratoria especial (respirador) crea un sello hermético alrededor de la nariz y la boca. Se puede necesitar para que usted no inhale pequeños microbios como las bacterias de la tuberculosis.
La protección de los ojos incluye cubiertas para la cara y gafas. Estas protegen las membranas mucosas en los ojos de la sangre y otros líquidos corporales. Si estos líquidos entran en contacto con los ojos, los microbios en dicho líquido pueden ingresar al cuerpo a través de las membranas mucosas.

La ropa incluye batas, delantales, cubiertas para la cabeza y para los zapatos.



A menudo se utilizan durante la cirugía para protegerlos a usted y al paciente.
También se utilizan durante la cirugía para protegerlo cuando trabaja con líquidos corporales.
Los visitantes usan batas si están visitando a una persona que se encuentre en aislamiento debido a una enfermedad que se puede propagar fácilmente.
Es posible que usted necesite un equipo de protección personal especial al manejar algunos fármacos para el cáncer. Este equipo se denomina EPP citotóxico.

Tal vez sea necesario usar una bata con mangas largas y puños elásticos. Esta bata debe evitar que los líquidos toquen la piel.
También es posible que necesite usar cubiertas de zapatos, gafas protectoras y guantes especiales.
Escoger el equipo de protección personal apropiado
Es posible que usted necesite utilizar distintos tipos de equipo de protección personal para distintas personas. Su lugar de trabajo tiene instrucciones por escrito sobre cuándo usar dicho equipo y qué tipo utilizar. Usted necesitará equipo de protección personal cuando esté cuidando a personas que se encuentren en aislamiento, así como a otros pacientes.

Después de usar el equipo de protección personal
Quítese y deseche el equipo de protección personal de manera segura para proteger a otros de la exposición a microbios. Antes de salir de su área de trabajo, quítese todo el equipo de protección personal y póngalo en el lugar apropiado. Esto puede incluir:

Recipientes de lavandería especiales que pueden reutilizarse después de limpiarlos.
Recipientes de residuos especiales que son diferentes de otros recipientes de residuos.
Bolsas especialmente marcadas para equipo de protección personal citotóxico.

Después de una exposición a objetos cortopunzantes o líquidos corporales

Estar expuesto a objetos cortopunzantes (agujas) o líquidos corporales significa que la sangre u otro líquido del cuerpo de otra persona toca el suyo. La exposición puede ocurrir después de una punción con aguja o una lesión con objetos cortopunzantes. También puede ocurrir cuando la sangre u otro líquido del cuerpo le toca la piel, los ojos, la boca u otra superficie mucosa.

La exposición puede ponerlo en riesgo de infección.

Qué hacer
Después de haber estado expuesto a una punción de aguja o cortada , lave la zona con agua y jabón. Para una exposición a salpicadura en la nariz, boca o piel, lave con agua. Si dicha exposición se presentó en los ojos, lávelos con agua limpia, solución salida o con un irrigador esterilizado.

Informe de la exposición inmediatamente a su supervisor o a la persona encargada. NO decida por su cuenta si necesita más atención.

Su lugar de trabajo tendrá una política respecto a qué medidas debe tomar después de estar expuesto. Con frecuencia, hay una enfermera u otro profesional de la salud que es experto en lo que se debe hacer. Usted probablemente necesitará pruebas de laboratorio, medicina o una vacuna de inmediato. NO se demore en comentarle a alguien después que haber resultado expuesto.

Usted deberá informar:

Cómo se produjo la punción con la aguja o la exposición al líquido
A qué tipo de aguja o instrumento estuvo expuesto
A qué líquido estuvo expuesto (como sangre, heces, saliva u otro líquido corporal)
Por cuánto tiempo estuvo el líquido en su cuerpo
Cuánto líquido había
Si había sangre del paciente visible en la aguja o instrumento
Si se inyectó algo de sangre o líquido
Si el líquido tocó una zona abierta de la piel
Qué parte del cuerpo resultó expuesta (como la piel, las membranas mucosas, los ojos, la boca o algún otro sitio)
Si el paciente tiene hepatitis, VIH o Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM)
Riesgo de enfermedad
Después de una exposición, hay un riesgo de que usted pueda resultar infectado con microbios. Estos pueden incluir:

Virus de la hepatitis B o C (causa infección hepática)
VIH, el virus que causa el SIDA
Bacterias como el estafilococo
La mayoría de las veces, el riesgo de resultar infectado después de una exposición es bajo, pero es necesario informar inmediatamente de todas las exposiciones. NO espere.

Hepatitis




La hepatitis viral es una inflamación del hígado causada por uno de los cinco virus de la hepatitis, llamados tipo A, B, C, D y E.

La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Las hepatitis B, C y D se producen de ordinario por el contacto con humores corporales infectados. Son formas comunes de transmisión de estos últimos la transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado y, en el caso de la hepatitis B, la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, así como el contacto sexual.

La infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno; también puede producir manifestaciones como la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.

Hepatitis A

La hepatitis A es una infección del hígado sumamente contagiosa causada por el virus de la hepatitis A. Es uno de varios tipos de virus de hepatitis que causa inflamación y afecta al funcionamiento del hígado.

Es probable que contraigas hepatitis A por ingerir alimentos o agua contaminados, o por el contacto directo con personas u objetos infectados. Los casos leves de hepatitis A no necesitan tratamiento. La mayoría de las personas infectadas se recuperan por completo sin daños permanentes en el hígado.

Una de las mejores maneras de protegerse contra la hepatitis A es practicar una buena higiene, como lavarse las manos con frecuencia. Las personas con mayor riesgo pueden aplicarse la vacuna.

Síntomas
Los signos y síntomas de la hepatitis A, generalmente, aparecen después de haber tenido el virus durante algunas semanas. Sin embargo, no todas las personas con hepatitis A los manifiestan. Los signos y síntomas, si los presentas, pueden comprender los siguientes:

Fatiga
Náuseas y vómitos repentinos
Dolor o malestar abdominal, especialmente en la parte superior derecha debajo de las costillas inferiores (en la zona del hígado)
Evacuaciones intestinales de color arcilla
Pérdida de apetito
Poca fiebre
Orina de color oscuro
Dolor articular
Color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos (ictericia)
Picazón intensa
Estos síntomas pueden ser relativamente leves y desaparecer en pocas semanas. Sin embargo, a veces, la infección por hepatitis A ocasiona una enfermedad grave que dura varios meses.

Hepatitis B

La hepatitis B es una infección hepática grave causada por el virus de la hepatitis B (VHB). Para algunas personas, la infección de la hepatitis B se vuelve crónica, lo que significa que dura más de seis meses. Tener hepatitis B crónica aumenta el riesgo de contraer insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis, enfermedad que causa cicatrices permanentes en el hígado.

La mayoría de los adultos infectados con hepatitis B se recupera por completo, incluso si los signos y síntomas son graves. Los bebés y niños son más propensos a contraer una infección crónica (duradera) de hepatitis B.

La vacuna puede prevenir la hepatitis B, pero no existe cura si ya padeces la enfermedad. Si estás infectado, tomar ciertas precauciones puede prevenir el contagio del virus a otras personas.

Síntomas
Los signos y síntomas de la hepatitis B pueden oscilar entre leves y graves. Generalmente, aparecen de uno a cuatro meses después de la infección, aunque es posible que los veas apenas dos semanas después de la infección. Es posible que algunas personas, en general, los niños pequeños, no tengan síntomas.

Los signos y síntomas de la hepatitis B son:

Dolor abdominal
Orina oscura
Fiebre
Dolor articular
Pérdida de apetito
Náuseas y vómitos
Debilidad y fatiga
Pigmentación amarilla de la piel y la parte blanca del ojo (ictericia)

Hepatitis C

La hepatitis C es una infección viral que provoca una inflamación del hígado y, en ciertas ocasiones, tiene como consecuencia un daño hepático grave. El virus de la hepatitis C (VHC) se propaga a través de sangre contaminada.

Hasta hace poco tiempo, el tratamiento para la hepatitis C requería inyecciones semanales y medicamentos de administración oral que muchas personas infectadas con el VHC no podían tomar debido a otros problemas de salud o a efectos secundarios inaceptables.

Eso está cambiando. En la actualidad, la hepatitis C crónica generalmente puede curarse con medicamentos de administración oral que se toman todos los días durante un período de dos a seis meses. Aun así, alrededor de la mitad de las personas que tienen VHC no saben que están infectadas, principalmente, porque no tienen síntomas; estos últimos pueden tardar décadas en aparecer. Por ese motivo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU. (U.S. Centers for Disease Control and Prevention) recomiendan un análisis de sangre para detección por única vez para todos los que presenten un mayor riesgo de padecer la infección. El grupo de riesgo más grande comprende a todos quienes nacieron entre los años 1945 y 1965; los que pertenecen a esta población tienen una probabilidad cinco veces mayor de estar infectados que aquellos que nacieron en otros años.

Síntomas
La infección a largo plazo por el virus de la hepatitis C (VHC) se conoce como hepatitis C crónica. La hepatitis C crónica generalmente es una infección «silenciosa» durante varios años, hasta que el virus daña el hígado lo suficiente como para provocar los signos y síntomas de la enfermedad hepática. Algunos de los signos y síntomas son los siguientes:

Sangrado con facilidad
Hematomas con facilidad
Fatiga
Poco apetito
Coloración amarillenta en la piel y los ojos (ictericia)
Orina de color oscuro
Picazón en la piel
Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
Hinchazón en las piernas
Pérdida de peso
Desorientación, somnolencia y balbuceo (encefalopatía hepática)
Vasos sanguíneos en la piel similares a las arañas (angiomas aracniformes)
Cada infección por hepatitis C crónica comienza con una fase aguda. La hepatitis C aguda generalmente no se diagnostica porque pocas veces provoca síntomas. Cuando los signos y síntomas se manifiestan, pueden incluir ictericia junto con fatiga, náuseas, fiebre y dolores musculares. Los síntomas agudos aparecen de un mes a tres meses después de la exposición al virus y duran de dos semanas a tres meses.

La infección aguda por hepatitis C no siempre se hace crónica. Algunas personas eliminan el VHC de sus cuerpos después de la fase aguda, un resultado conocido como eliminación espontánea del virus. En estudios de personas con diagnóstico de VHC agudo, los índices de la eliminación espontánea del virus variaron del 14 al 50 por ciento. La hepatitis C aguda también responde favorablemente a la terapia antiviral.

Hepatitis tóxica




La hepatitis tóxica es una inflamación del hígado debido a una reacción a determinadas sustancias a las que estás expuesto. La hepatitis tóxica puede ser provocada por el alcohol, las sustancias químicas, los medicamentos o los suplementos nutricionales.

En algunos casos, la hepatitis tóxica aparece a las pocas horas o días después de la exposición a una toxina. En otros casos, podría tomar meses de uso regular antes de que aparezcan signos y síntomas.

Los síntomas de la hepatitis tóxica generalmente desaparecen una vez que dejas de exponerte a la toxina. Sin embargo, la hepatitis tóxica puede provocar un daño permanente en el hígado y la formación irreversible de tejido cicatricial en ese órgano (cirrosis) y, en algunos casos, provocar insuficiencia hepática, la cual podría poner en riesgo tu vida.

Síntomas
En los casos leves de hepatitis tóxica, la enfermedad puede no causar síntomas y ser detectada solo mediante análisis de sangre. Cuando se manifiestan, los signos y síntomas de la hepatitis tóxica pueden incluir los siguientes:

Coloración amarilla de la piel y la parte blanca de los ojos (ictericia)
Picazón
Dolor en la parte superior derecha del abdomen
Fatiga
Pérdida de apetito
Náuseas y vómitos
Erupción cutánea
Pérdida de peso
Orina de color oscuro o color té

VIH

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA es una afección crónica, que puede poner en riesgo la vida, provocada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Al dañar el sistema inmunitario, el VIH interfiere en la capacidad que tiene el cuerpo de combatir los organismos que provocan enfermedades.

El VIH es una infección de transmisión sexual. También puede transmitirse por el contacto con sangre infectada o de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia materna. Sin medicación, pueden pasar años hasta que el VIH debilite el sistema inmunitario al punto de evolucionar al SIDA.

El VIH o SIDA no tiene cura, pero hay medicamentos que pueden disminuir el avance de la enfermedad de manera significativa. Esos medicamentos redujeron la cantidad de muertes por SIDA en muchos países desarrollados.

Síntomas
Los síntomas del VIH y del SIDA varían, según la etapa de la infección.

Infección primaria (VIH agudo)
La mayoría de las personas infectadas por el VIH presentan una enfermedad parecida a la influenza dentro del primer o segundo mes después de que el virus ingresó al cuerpo. La enfermedad, conocida como «infección primaria o aguda por el VIH», puede durar algunas semanas. Los siguientes son algunos de los posibles signos y síntomas:

Fiebre
Dolor de cabeza
Dolor muscular y articular
Erupción cutánea
Dolor de garganta y llagas dolorosas en la boca
Ganglios linfáticos inflamados, principalmente, en el cuello
Estos síntomas pueden ser tan leves que quizás no los notes. Sin embargo, la cantidad de virus en el torrente sanguíneo (carga viral) es bastante alta en esta etapa. En consecuencia, la infección se contagia con mayor facilidad durante la infección primaria que durante la etapa siguiente.

Infección clínica latente (VIH crónico)
En algunas personas, la inflamación persistente de los ganglios linfáticos ocurre en esta etapa. Salvo esos casos, no hay signos y síntomas específicos. El VIH permanece en el cuerpo y en los glóbulos blancos infectados.

Por lo general, la etapa de infección por VIH dura alrededor de 10 años si no recibes tratamiento antirretrovírico. Sin embargo, a veces, incluso con este tratamiento, dura décadas. Algunas personas padecen una etapa más grave de la enfermedad mucho antes.

Infección por el VIH sintomática
A medida que el virus continúa multiplicándose y destruyendo células inmunitarias (las células del cuerpo que ayudan a combatir los gérmenes), puedes manifestar infecciones leves o signos y síntomas crónicos, como los siguientes:

Fiebre
Fatiga
Ganglios linfáticos inflamados —a menudo, uno de los primeros signos de la infección por el VIH—
Diarrea
Adelgazamiento
Candidosis oral (candidiasis)
Herpes (herpes zóster)
Evolución al sida
Hoy en día, gracias a tratamientos antivirales más eficaces, la mayoría de las personas con VIH en los Estados Unidos no tienen sida. Por lo general, si no se trata, el VIH se convierte en sida en aproximadamente 10 años.

Para cuando se presenta el sida, el sistema inmunitario ya está muy dañado. Es posible que te vuelvas más propenso a contraer infecciones o tipos de cáncer oportunistas, es decir, enfermedades que, por lo general, no afectarían a una persona con un sistema inmunitario saludable.

Los siguientes pueden ser los signos y síntomas de algunas de estas infecciones:

Sudoraciones nocturnas con empapamiento
Fiebre recurrente
Diarrea crónica
Manchas blancas persistentes o lesiones inusuales en la lengua o la boca
Fatiga persistente, sin causa aparente
Adelgazamiento
Erupciones cutáneas o bultos

Meningitis




La meningitis es una inflamación de las membranas (meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal.

En general, la inflamación de la meningitis provoca síntomas como dolor de cabeza, fiebre y rigidez del cuello.

La mayoría de los casos de meningitis en los Estados Unidos son producto de una infección viral, pero otras causas son las infecciones bacterianas, parasitarias y micóticas. En algunos casos, la meningitis mejora sin tratamiento en algunas semanas. En otros, la enfermedad puede poner en riesgo la vida y requiere tratamiento de emergencia con antibióticos.

Busca atención médica inmediata si sospechas que alguien tiene meningitis. Mediante el tratamiento temprano de la meningitis se pueden evitar complicaciones graves.

Síntomas
Los síntomas iniciales de la meningitis pueden ser similares a la gripe (influenza). Los síntomas pueden manifestarse durante varias horas o durante unos días.

Los signos y síntomas posibles en cualquier persona mayor de 2 años comprenden:

Fiebre alta repentina
Rigidez en el cuello
Dolor de cabeza intenso que parece diferente a lo normal
Dolor de cabeza con náuseas o vómitos
Confusión o dificultad para concentrarse
Convulsiones
Somnolencia o dificultad para caminar
Sensibilidad a la luz
Falta de apetito o sed
Erupción cutánea (a veces, como en la meningitis meningocócica)
Signos en los recién nacidos
Los recién nacidos y los bebés pueden mostrar estos signos:

Fiebre alta
Llanto constante
Somnolencia o irritabilidad excesivas
Inactividad o pereza
Alimentación deficiente
Una protuberancia en el punto blando (fontanela) en la parte superior de la cabeza del bebé
Rigidez en el cuerpo y cuello del bebé
Puede ser difícil consolar a los bebés con meningitis e incluso pueden llorar más cuando se los carga.

SDRA

El síndrome de dificultad respiratoria aguda ocurre cuando se acumula líquido en los sacos de aire elásticos y diminutos (alvéolos) de los pulmones. El líquido impide que los pulmones se llenen con suficiente aire, por lo tanto, llega menos oxígeno al torrente sanguíneo. Esto priva a los órganos del oxígeno que necesitan para funcionar.

Normalmente, el síndrome de dificultad respiratoria aguda ocurre en personas que ya están gravemente enfermas o que tienen lesiones importantes. Una grave dificultad para respirar —que es el síntoma principal del síndrome de dificultad respiratoria aguda— suele aparecer entre unas horas y unos días después de la lesión o infección desencadenantes.

Muchas de las personas que padecen el síndrome de dificultad respiratoria aguda no sobreviven. El riesgo de muerte aumenta con la edad y la gravedad de la enfermedad. De las personas con síndrome de dificultad respiratoria aguda que sobreviven, algunas se recuperan por completo mientras que otras presentan daños duraderos en los pulmones.

Síntomas
Los signos y síntomas del síndrome de dificultad respiratoria aguda pueden variar en intensidad, según la causa, la gravedad y si existe alguna enfermedad cardíaca o pulmonar de fondo. Algunos de ellos son:

Dificultad para respirar grave
Respiración dificultosa e inusualmente acelerada
Presión arterial baja
Confusión y cansancio extremo

Tuberculosis

Tuberculosis (TB) es una infección potencialmente seria que afecta principalmente los pulmones. La bacteria que causa tuberculosis se propaga de una persona a otra a través de diminutas gotas liberadas al aire vía tos y estornudos.

Alguna vez rara en países desarrollados, las infecciones de tuberculosis empezaron a incrementarse en 1985, en una parte debido a la aparición del VIH, el que causa SIDA. El CIH debilita el sistema inmune de una persona de manera que no puede pelear contra los gérmenes de TB. En los Estados Unidos, debido a fuertes programas de control, la tuberculosis comenzó a ir en decremento nuevamente en 1993, pero sigue siendo una preocupación.

Muchas cepsa de tuberculosis resisten las drogas mas utilizadas para tratar la enfermedad. Gente con tuberculosis activa debe tomar varios tipos de medicamentos por varios meses para erradicar a infección y prevenir el desarrollo de resistencia a los antibióticos.

Síntomas
Si bien tu cuerpo puede hospedar la bacteria que causa la tuberculosis (TB), tu sistema inmunitario generalmente evita que te enfermes. Por esta razón, los médicos distinguen entre:

La tuberculosis latente. Cuando tienes esta afección, estás infectado de tuberculosis, pero la bacteria permanece en tu organismo en estado inactivo y no presentas síntomas. La tuberculosis latente, también llamada tuberculosis inactiva o infección con tuberculosis, no es contagiosa. Se puede convertir en tuberculosis activa, por lo que el tratamiento es importante para la persona con tuberculosis latente y para ayudar a evitar el contagio. Aproximadamente 2 mil millones de personas tienen tuberculosis latente.
La tuberculosis activa. Esta afección te enferma y, en la mayoría de los casos, es contagiosa. Puede ocurrir en las primeras semanas después de la infección con la bacteria de la tuberculosis, o puede ocurrir años después.
Los signos y síntomas de la tuberculosis activa incluyen:

Tos que dura tres semanas o más
Tos con sangre
Dolor en el pecho o dolor al respirar o toser
Pérdida de peso involuntaria
Fatiga
Fiebre
Sudoraciones nocturnas
Escalofríos
Pérdida de apetito
La tuberculosis también puede afectar otras partes del cuerpo, incluidos los riñones, la columna vertebral o el cerebro. Cuando la tuberculosis se produce fuera de los pulmones, los signos y síntomas varían según los órganos involucrados. Por ejemplo, la tuberculosis de la columna vertebral puede provocar dolor de espalda y la tuberculosis en los riñones puede causar presencia de sangre en la orina.

Influenza

La influenza aviar es causada por un tipo del virus de la influenza que casi nunca infecta a los humanos. Se han identificado más de doce tipos de influenza aviar, entre ellos, las dos cepas que han infectado más recientemente a los seres humanos: H5N1 y H7N9. Cuando la influenza aviar se contagia a los humanos, puede ser mortal.

Han ocurrido brotes de influenza aviar en Asia, África, América del Norte y partes de Europa. La mayoría de las personas que manifestaron síntomas de influenza aviar habían estado en contacto cercano con aves enfermas. En unos pocos casos, la influenza aviar se contagió entre personas. Se han informado solo casos esporádicos en seres humanos desde 2015.

Las autoridades de salud pública temen que pueda ocurrir un brote mundial si un virus de la influenza aviar muta a una forma que se transmita con mayor facilidad entre personas. Los investigadores están trabajando en vacunas para proteger a las personas de la influenza aviar.

Síntomas
Los signos y síntomas de la influenza aviar pueden comenzar en un plazo de dos a siete días desde la infección, según el tipo. En la mayoría de los casos, los síntomas se asemejan a los de la influenza convencional, como los siguientes:

Tos
Fiebre
Dolor de garganta
Dolores musculares
Dolor de cabeza
Falta de aire
Algunas personas también tienen náuseas, vómitos o diarrea. Además, en algunos casos, una infección leve en el ojo (conjuntivitis) es el único indicio de la enfermedad.

Cuándo consultar al médico
Consulta al médico de inmediato si tienes fiebre, tos y dolor corporal, y si viajaste recientemente a alguna parte del mundo donde hay casos de influenza aviar. Si visitaste alguna granja o mercado al aire libre, asegúrate de que el médico lo sepa.

Gracias.

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