Emergencias Gineco Obstetricas
Estados hipertensivos graves del embarazo
Clasificación de trastornos hipertensivos en el embarazo
Hipertensión crónica pregestacional: Corresponde a la elevación de las cifras tensionales igual o mayor a 140 de tensión sistólica y/o 90 mmHg de tensión diastólica en 2 tomas aisladas; que se presenta previo al embarazo o antes de las 20 semanas de gestación.
Preeclampsia: Es la presencia de tensión arterial diastólica mayor o igual de 90 mmHg o tensión sistólica mayor o igual a 140 (en 2 tomas) y la presencia de proteinuria (definida como la evidencia de proteínas en orina mayor a 300 mg en 24 horas).
Hipertensión gestacional: Es la presencia de cifras tensionales, sistólica y diastólica respectivamente, mayores o iguales a 140/90 sin proteinuria, detectada después de las 20 semanas de gestación. La cual desaparece luego de los 3 meses postparto.
Preeclampsia sobre impuesta: Hipertensión arterial crónica mas preeclampsia sobreagregada.
Preeclampsia
Se define como la presencia de hipertensión inducida por el embarazo
con tensión arterial diastólica (TAD) mayor o igual de 90 mmHg y/o
tensión arterial sistólica (TAS) mayor o igual a 140 mmHg, en otros
casos se definirá por una aumento de 30 mmHg o más en la TAS o de
15 mmHg o más en la TAD habitual, todo esto asociado con proteinuria
y en ocasiones edema o lesión de órgano blanco.
El valor de tensión arterial diastólica es el mejor predictor de resultados
maternos perinatales, sin embargo el accidente cerebro vascular se correlaciona con TAS > a 160 mmHg.
La toma de la presión debe hacerse a la paciente con 20 minutos de
reposo, sentada, con el brazo en un ángulo de 45 grados y a nivel del
corazón. La tensión arterial sistólica corresponde a la aparición de los
latidos. La presión diastólica corresponde a la atenuación, apagamiento
o en su defecto desaparición de la auscultación de los latidos. La preeclampsia se clasifica en severa o no severa. La categorización
de severa se establece cuando cumpla cualquiera de los siguientes
criterios:
TAD igual o mayor a 110 mm Hg, o TAS igual o mayor a 160 mm Hg.
Proteinuria de 5 g o más en 24 horas (3+ en prueba cualitativa).
Otros criterios de severidad en preeclampsia
Diagnósticos diferenciales:
Hígado graso del embarazo.
Microangiopatías trombóticas (púrpura trombocitopénica trombótica y síndrome urémico-hemolítico).
Lupus eritematoso sistémico.
Síndrome anticuerpo antifosfolipídico catastrófico.
Tratamiento
La preeclampsia severa es una emergencia hipertensiva, en especial,
cuando se asocia a crisis hipertensiva con TAS > a 160 y/o TAD >
110 mmHg y manifestaciones de encefalopatía hipertensiva o compromiso de órgano blanco. Esta consideración tiene una importante
repercusión en el enfoque terapéutico, ya que el manejo de la presión
arterial cobra más importancia, junto a la prevención de las convulsiones
y la finalización del embarazo.
Prevención de Eclampsia, Sulfato de Magnesio
La administración de sulfato de magnesio en mujeres con preeclampsia severa se asocia a una disminución del 58% del riesgo de eclampsia (IC 95% 40-71%). En presencia de convulsiones, el sulfato de magnesio continúa siendo el tratamiento de elección.
El manejo se inicia con una dosis de carga de 4 a 6 gramos endovenosos seguida de una infusión entre 1 a 2 gramos hasta 24 horas después del parto o de la ultima convulsión. En caso de presentarse convulsiones recurrentes puede ser administrado un segundo bolo de sulfato de magnesio con incremento de la infusión hasta 2 gramos/hora.
Esquema de uso del Sulfato de magnesio
Eclampsia
Es la presencia de convulsiones y/o coma en una mujer que sufre preeclampsia. El inicio de los síntomas pueden ser anteparto, intraparto o
postparto durante las primeras 4 semanas del puerperio. Síntomas premonitorios de eclampsia son la cefalea occipital o frontal,
visión borrosa, fotofobia, dolor epigástrico o en cuadrante superior
derecho abdominal y alteración del estado de conciencia.
Tratamiento
Se basa en las medidas de reanimación, finalización del embarazo,
manejo de las convulsiones y manejo antihipertensivo.
Tratamiento de la eclampsia
Embarazo ectópico
Se define como la implantación del embarazo fuera de la cavidad endometrial, ocurre aproximadamente en 1% de los embarazos. Contribuye con un 10 a 15% a la mortalidad materna en países desarrollados cuando se asocia a rotura tubárica.
Existen factores de riesgo para embarazo ectópico, pero más de la mitad se presentan en mujeres sin factores de riesgo conocidos.
Diagnóstico clínico y paraclínico
Se sospechará un embarazo ectópico en mujeres con dolor abdominal y prueba de embarazo positiva con o sin hemorragia vaginal. La triada clásica de amenorrea, sangrado y dolor abdominal se presenta en menos del 50% de los casos. Toda paciente con sospecha o diagnóstico de embarazo ectópico deberá ser asistida en una institución que brinde cuidados ampliados de emergencia obstétrica.
Como apoyo al diagnóstico están la prueba de embarazo cuantitativa,
fracción Beta de Gonadotrofina Coriónica Humana (B-GCH), la ecografía, la culdocentesis y la laparoscopia.
Las pacientes con embarazo ectópico roto se presentan con signos de
choque, incluyendo hipotensión, taquicardia, signos de irritación peritoneal. Sin embargo, la mayoría de las pacientes se presentan antes
de la ruptura, con manifestaciones inespecíficas; los signos y síntomas
incluyen sangrado vaginal (el cual es típicamente intermitente y pocas
veces excede el volumen de un flujo menstrual normal), dolor pélvico
o dolor abdominal tipo cólico.
Ecografía transvaginal
La ecografía transvaginal puede identificar una masa anexial no quística.8 Con B-hCG positiva y ausencia de saco gestacional intrauterino se debe buscar obligatoriamente un embarazo ectópico, aunque, hasta 35% de los embarazos ectópicos pueden no mostrar anormalidades anexiales
Tratamiento
El tratamiento del embarazo ectópico puede ser expectante, quirúrgico (laparotomía, laparoscopia) o médico.
Tratamiento expectante
Siempre que cumpla los siguientes requisitos:
• No evidencia de ruptura tubárica.
• Mínimo dolor o sangrado.
• Paciente hospitalizada.
• Niveles de B/hCG menores de 1000 mUI/ml.
• Masa anexial de menos de 3 cm o no detectable.
• No latido cardíaco.
Tratamiento quirúrgico
Las pacientes que se presentan con inestabilidad hemodinámica o signos de hemoperitoneo, masa anexial de gran tamaño y/o niveles de B-hCG altos o actividad cardíaca del embrión deben ser sometidas a manejo quirúrgico en institución con capacidad para resolver cuadros de choque hipovolémico.
Ante un embarazo ectópico abdominal, la aproximación quirúrgica por laparotomía está indicada para extracción del feto; las consideraciones a tener en cuenta con respecto a la placenta son: si la placenta se encuentra insertada en un órgano no vital (epiplón), se debe resecar el órgano con la placenta in situ pues el intento de remoción produce sangrado grave; cuando la placenta está implantada en intestino delgado, intestino grueso u otro órgano vital se debe seccionar el cordón umbilical proximal a la placenta y dejarla en el sitio de implantación para administrar posteriormente metotrexate. El embarazo intersticial requiere resección quirúrgica con cuña de una porción del miometrio, salpingectomía ipsilateral y conservación del ovario. En el embarazo ectópico ovárico el tratamiento quirúrgico es la resección parcial o total del ovario comprometido.
Tratamiento médico
El objetivo del tratamiento médico con metotrexate (antagonista del ácido fólico) es conservar la trompa funcionante y evitar los riesgos y costos del tratamiento quirúrgico. Se puede hacer con dosis única, dosis variable o inyección directa en el sitio de implantación.
ABRUPTIO PLACENTAE
El abruptio placentae o desprendimiento prematuro de placenta se define como el desprendimiento o la separación total o parcial del sitio de implantación de una placenta normoinserta antes del nacimiento del feto y después de la semana 22 de gestación. Puede presentarse con sangrado entre las membranas y la decidua a través del cérvix o permanecer confinado al útero con sangrado por detrás de la placenta. Se presenta aproximadamente en el 1% de las gestaciones, con una mortalidad fetal de 1 en 500 a 750 nacimientos y una tasa de mortalidad perinatal de 119 por 1000 nacimientos especialmente por prematurez.
Corresponde al 30% de las hemorragias de la segunda mitad de la gestación, asociado a una razón de mortalidad materna de 1%. Está asociado, pero no limitado, a un incremento en la incidencia de coagulación intravascular diseminada, falla renal, necesidad de transfusiones e histerectomía.
Factores predisponentes
• Antecedente de desprendimiento de placenta con una recurrencia después de un episodio del 11% y después de dos
episodios mayor al 20%.
• Trastornos hipertensivos del embarazo con una incidencia del 2,5% a 17,9%, mayor en pre-eclampsia severa temprana e hipertensión crónica.
• Edad materna avanzada.
• Multiparidad.
• Parto prematuro y ruptura prematura de membranas debido a inflamación o descompresion súbita del útero.
• Sobredistensión uterina por gestación múltiple o polihidramnios.
• Enfermedad vascular.
• Anomalías o tumores uterinos.
• Tabaquismo en una relación dosis-respuesta, se asocia a necrosis decidual, hemorragia vellosa coriónica y trombosis intervellosa.
• Consumo de alcohol
• Consumo de cocaína y drogas vasoconstrictoras que afectan el
flujo placentario y la integridad decidual.
• Trauma abdominal o manipulación uterina como versión cefálica externa.
• Deficiencias nutricionales (deficiencia de folato).
• Trombofilias (hiperhomocisteinemia).
• Cordón umbilical corto.
Clasificación
Se han descrito los siguientes grados de abruptio placentae:
• Grado 0: Asintomático. El diagnóstico es retrospectivo y por anatomía patológica.
• Grado I: Es leve, representa aproximadamente el 48% de los casos. La paciente se presenta con sangrado vaginal leve o ausente (hemorragia oculta), ligera sensibilidad uterina, frecuencia cardíaca y tensión arterial maternas normales, no asociado a coagulopatía ni alteraciones del estado fetal.
• Grado II: Es moderado y representa el 27% de los casos. La presentación del cuadro clínico es sangrado vaginal moderado o ausente (hemorragia oculta), sensibilidad uterina moderada a grave con posibles contracciones tetánicas (hipertonía uterina), taquicardia materna y cambios ortostáticos en la presión
arterial, sufrimiento fetal e hipofibrinogenemia (50 – 250 mg/
dl).
• Grado III: Es intenso y representa el 24% de los casos. La
paciente manifiesta sangrado vaginal abundante o ausente
(hemorragia oculta), útero hipertónico muy doloroso, choque
materno, hipofibrinogenemia (<150 mg/dl), coagulopatía y
muerte fetal.
Diagnóstico clínico y paraclínico
La presentación clínica del abruptio varía ampliamente desde un sangrado asintomático hasta presentación con muerte materna y perinatal. La clásica manifestación del desprendimiento prematuro de placenta incluye sangrado vaginal (usualmente oscuro), dolor abdominal
y contracciones uterinas.
El diagnóstico de desprendimiento prematuro de placenta es clínico y
los síntomas incluyen dolor abdominal o pélvico (70%), sangrado vaginal (70%), contracciones uterinas sin etiología explicable (20%); entre
los signos se encuentran hipertonía (35%), sufrimiento fetal (60%) y
muerte fetal (15%).
La hemorragia oculta se presenta en un 20% de los casos dentro de la
cavidad uterina (coágulo retroplacentario) con el paulatino desprendimiento de la placenta que puede ser completo, asociado frecuentemente a complicaciones graves. Aproximadamente un 10% de esta forma
de abruptio placentae está asociado con coagulopatía (coagulación
intravascular diseminada). La forma externa o visible de hemorragia se
presenta en un 80% de los casos. En estos casos el sangrado drena a
través del cérvix, el desprendimiento de la placenta puede ser completo o incompleto y las complicaciones son menos frecuentes y graves.
Los patrones de frecuencia cardíaca fetal asociados con abruptio placentae manifiestan un sufrimiento fetal que pueden llegar a la muerte
fetal.
En casos agudos pueden no presentarse los hallazgos ecográficos características y en general se considera que en la mitad de los casos la
ultrasonografía no puede hacer el diagnóstico. Sin embargo, cuando la
ecografía sugiere la presencia del abruptio la probabilidad de confirmar el diagnóstico es extremadamente alta. En general se considera
que la sensibilidad para el diagnóstico es del 80%, la especificidad del
92%, el valor predictivo positivo del 95% y el valor predictivo negativo
del 69%.15 -18
Tratamiento
El manejo del abruptio placentae depende de la presentación del cuadro clínico, de la edad gestacional y del grado del compromiso materno
fetal. El objetivo principal del manejo del desprendimiento prematuro de placenta es evitar la morbi-mortalidad materna (atonía uterina,
útero de Couvelaire, choque hemorrágico o hipovolémico, coagulación
intravascular diseminada, necrosis tubular y cortical renal síndrome de
Sheehan) y morbi-mortalidad fetal (hipoxia fetal, anemia, restricción
de crecimiento intrauterino (RCIU), alteraciones SNC, muerte fetal),
por lo tanto debe realizarse en niveles con disponibilidad de sangre y
cirugía.
Esquema de manejo por niveles de atención
En niveles de baja complejidad se debe proporcionar cuidado de emergencia con posibilidades de reanimación inicial a todas las pacientes con sospecha de abruptio placentae para la remisión oportuna a un nivel de mayor complejidad, lo cual incluye:
• Monitoría hemodinámica continua de signos vitales.
• Oxígeno suplementario continuo a alto flujo (máscara con reservorio a 12 – 15 l/min).
• Dos accesos venosos 16 o 18 de buen calibre para administración de cristaloides (solución salina normal o lactato Ringer).
• Monitoría de la cantidad de sangrado vaginal.
• Monitoría de la frecuencia cardiaca fetal.
• Tratamiento de choque hipovolémico, si es necesario.
El cuidado hospitalario depende de la edad gestacional y la gravedad
de los síntomas. Este manejo incluye:
• Monitoría hemodinámica no invasiva continua.
• Administración de oxígeno suplementario.
• Valoración inmediata del bienestar fetal.
• Administración de líquidos endovenosos (cristaloides). Según
estado hemodinámico de la paciente o signos de choque hipovolémico es necesario instaurar reanimación agresiva de cristaloides (bolo 1500 a 2000 cc, posterior infusión de 200 – 300
cc/h) para garantizar la perfusión tisular.
• Reserva y disponibilidad de hemoderivados (4 U de glóbulos
rojos, plasma, plaquetas y otros hemoderivados). En instituciones de baja complejidad deberá contarse con al menos 2
volúmenes de glóbulos rojos, preferentemente de grupo O Rh
negativo.
• Amniotomía inmediata para disminuir la presión intrauterina;
lo cual busca evitar la extravasación de sangre hacia el miometrio y la entrada de sustancias tromboplásticas a la circulación,
que desencadenen la activación de la cascada de coagulación
con posterior desarrollo de coagulación intravascular diseminada.
• Cesárea inmediata si el feto está vivo y el parto no es inminente, o si hay signos de inestabilidad materna y/o fetal, teniendo
en cuenta el inicio de reanimación hemodinámica agresiva y disponibilidad absoluta de hemoderivados.
• Tratamiento de coagulopatía o coagulación intravascular diseminada, siendo el diagnóstico precoz de gran ayuda en la reposición anticipada de hemoderivados. El tratamiento de la causa subyacente es fundamental, finalizando el embarazo y extrayendo el feto y la placenta. El mantenimiento de la circulación efectiva minimiza el efecto negativo de la isquemia.
• El uso de heparina o agentes antifibrinolíticos no está indicado en coagulación intravascular diseminada inducida por abruptio placentae. Una vez que el nacimiento se produce, el
proceso usualmente se resuelve rápidamente y es raro que la coagulopatía evidente persista más de 12 horas. El conteo de plaquetas retorna a niveles normales al segundo o tercer días postparto.
PLACENTA PREVIA
El termino placenta previa se refiere a la placenta que cubre o esta
próxima al orificio cervical interno (OCI) y se encuentra implantada en
el segmento inferior del útero después de la semana 22 de gestación.
Tradicionalmente la placenta previa ha sido catalogada en 4 tipos:
• Placenta previa completa: la placenta cubre completamente
el OCI.
• Placenta previa parcial: la placenta cubre parcialmente el OCI
• Placenta previa marginal: la placenta esta cercana al OCI, pero
no lo cubre.
• Placenta inserción baja: se extiende en el segmento uterino
pero no sobre el OCI.
La placenta previa complica aproximadamente el 0,3 al 0,5% de los
embarazos, con una tasa de mortalidad materna relacionada de 0,3%
de los casos. La tasa de mortalidad perinatal se incrementa 3 a 4 veces frente a embarazos normales.
Diagnóstico clínico y paraclínico
La presentación clínica clásica de placenta previa es sangrado sin dolor en el segunda mitad del embarazo. Algunas pacientes pueden presentar sangrado con dolor probablemente secundario al inicio de actividad uterina.
La mayoría de las pacientes con placenta previa son diagnosticadas por ecografía durante el segundo trimestre de la gestación.
La ecografía transvaginal de mayor precisión que la transabdominal, tiene una sensibilidad de 87,5%, especificidad de 98,8%, valor predictivo positivo de 93,3% y valor predictivo negativo de 97,6%, lo que convierte este método en el estándar de oro para el diagnóstico.
Las pacientes con diagnóstico de placenta previa al final del embarazo, tienen una mayor robabilidad de persistencia de esta localización al momento del parto. Las pacientes con diagnóstico alrededor de la semana 20 de gestación deben ser evaluadas para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento
Manejo expectante
La alta tasa de mortalidad perinatal en placenta previa relacionada con parto pretérmino, puede disminuirse mediante el manejo conservador expectante y el nacimiento tan cercano al término como sea posible.
En mujeres que presentan sangrados, se deberá ser cuidadoso con la exploración vaginal. El objetivo es prolongar la gestación en especial con embarazos menores de 32 semanas mientras el sangrado sea moderado y sin inestabilidad hemodinámica.
No hay evidencia que sustente el cerclaje dentro de las estrategias de manejo de placenta previa. La cesárea deberá ser electiva y realizarse una vez alcanzado el término (de ser posible) ya que la esárea de emergencia incrementa el riesgo de sangrado en 50%. Cuando la placenta es anterior existe mayor riesgo de sangrado durante la cesárea por incisión a través de la placenta, con mayor dificultad técnica para la extracción fetal.
En gestantes con placenta marginal si la distancia desde el OCI a la placenta es mayor de 2 cm en la última evaluación ecográfica realizada entre la semana 35 y 36 de embarazo, se puede llevar al parto
vaginal de manera segura. Las pacientes con sangrado masivo o actividad uterina deben hospitalizarse con la colocación de 2 accesos venosos número 16-18 y la toma oportuna de hemograma, hemoclasificación y reserva de productos sanguíneos.
Esquema de manejo por niveles de atención
El cuidado prehospitalario y en niveles de baja complejidad debe proporcionar cuidado de emergencia con posibilidades de reanimación inicial a todas las pacientes con sospecha de abruptio placentae para la remisión oportuna a un nivel de mayor complejidad, lo cual incluye:
• Monitoría hemodinámica continua de signos vitales.
• Oxígeno suplementario continuo a alto flujo (máscara con reservorio a 12 – 15 l/min).
• Dos accesos venosos 16 o 18 de buen calibre para administración de cristaloides (solución salina normal o lactato Ringer).
• Monitoría de la cantidad de sangrado vaginal.
• Monitoría de la frecuencia cardiaca fetal.
• Tratamiento de choque hipovolémico, si es necesario.
El cuidado hospitalario depende de la edad gestacional y la gravedad de los síntomas. Este manejo incluye:
• Monitoría hemodinámica no invasiva continua.
• Administración de oxígeno suplementario.
• Valoración inmediata del bienestar fetal.
• Administración de líquidos endovenosos (cristaloides). Según estado hemodinámico de la paciente o signos de choque hipovolémico es necesario instaurar reanimación agresiva de cristaloides (bolo 1500 a 2000 cc, posterior infusión de 200 – 300 cc/h) para garantizar la perfusión tisular.
• Reserva y disponibilidad de hemoderivados (4 U de glóbulos rojos, plasma, plaquetas y otros hemoderivados). En instituciones de baja complejidad deberá contarse con al menos 2 volúmenes de glóbulos rojos, preferentemente de grupo O Rh negativo.
• Establecer si reúne condiciones clínicas para manejo expectante en placenta previa sin sangrado masivo.
• Cesárea inmediata si hay signos de inestabilidad materna y/o fetal, teniendo en cuenta el inicio de reanimación hemodinámica agresiva y disponibilidad absoluta de hemoderivados.
• Tratamiento de coagulopatía de consumo, siendo el diagnóstico precoz de gran ayuda en la reposición anticipada de hemoderivados.
Hemorragia postparto
Gracias.
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